top of page

Cuando el menú es tu peor enemigo

  • Foto del escritor: RIMA Consulting
    RIMA Consulting
  • 1 sept
  • 2 Min. de lectura
Stress


Introducción


Un menú puede ser una carta de presentación impecable… o un tiro en el pie.


Muchos restaurantes se obsesionan con “tener de todo” para que nadie se quede sin opción.


El resultado: un catálogo interminable, con platos que apenas se venden, stocks incontrolables y una cocina que funciona como un malabarista con diez platos girando.


La ironía es que, con la intención de agradar a todos, terminas no brillando para nadie.




El problema del menú infinito


Cada plato que añades no solo suma ingredientes: suma logística, coste de almacenamiento, espacio en cámara, riesgo de merma, formación de personal y, sobre todo, complejidad operativa.


Si tu carta tiene 50 referencias y el 40% apenas rota, estás inmovilizando dinero y multiplicando las probabilidades de fallar: producto caducado, preparación improvisada o pérdida de calidad.


Y hay un daño invisible: la percepción del cliente.


Un menú desbordado puede transmitir inseguridad (“si hacen de todo, no serán expertos en nada”) o hacer más difícil la elección, lo que ralentiza la rotación de mesas.




Menos es más


Cuando reduces la carta, no solo simplificas la producción: mejoras la coherencia de tu propuesta gastronómica.


Un menú concentrado te permite:

  • Comprar más volumen de menos referencias, consiguiendo mejor precio.

  • Controlar mermas, porque todo se rota más rápido.

  • Formar al personal para que domine cada plato, garantizando consistencia.

  • Diseñar mise en place optimizada, ahorrando tiempo y espacio.


Pero aquí no se trata de recortar por recortar: se trata de curar tu carta como si fuera una playlist perfecta.




El filtro de oro: ventas y margen


Para decidir qué se queda y qué se va, necesitas mirar dos cosas:

  1. Cuánto se vende (popularidad).

  2. Cuánto deja de beneficio (margen).


El peor enemigo es el plato poco popular y de bajo margen: roba espacio, tiempo y producto, y no aporta nada.


En cambio, un plato muy rentable aunque no sea súper vendido puede valer la pena como “estrella de margen”, y uno muy vendido pero menos rentable puede ser un “gancho” que arrastre otras consumiciones.




La emoción también cuenta


No todo es Excel.


Hay platos que construyen tu identidad y que, aunque no sean líderes de ventas, sostienen tu marca.


El truco es equilibrar emoción con razón: mantener lo que emociona al cliente pero sin poner en riesgo la rentabilidad.




Un caso real: el menú que se cortó a la mitad


Un restaurante con 64 platos decidió aplicar este filtro. Pasaron a 28.


Resultado en 3 meses:

  • Mermas reducidas un 35%.

  • Tiempo medio de preparación por plato: -25%.

  • Ticket medio: +8%, porque se pudieron optimizar precios y emplatados.

  • Satisfacción del cliente: mejoró, porque la carta se entendía y todo salía más rápido.




Conclusión


Tu menú puede ser tu mejor herramienta de rentabilidad o tu peor enemigo silencioso.


Cuanto más claro, coherente y enfocado esté, más fácil será para tu cocina brillar, para tus clientes decidir y para tus números crecer.


En gastronomía, la abundancia mal gestionada no es generosidad: es caos.


Si quieres que revisemos tu carta y la optimicemos para que venda más, con menos esfuerzo y mayor margen, hablemos.


Descubre cómo podemos ayudarte en www.rima-consulting.es

 
 
bottom of page